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Mikautadze, su primer gol y remontada

El fútbol tiene ese don de elegir sus momentos. Y Georges Mikautadze, recién aterrizado en el Villarreal CF, escogió el instante más necesario para dejar su primera huella con la camiseta amarilla. El delantero georgiano estrenó su cuenta goleadora en un partido que pedía héroes: ante Osasuna, con el marcador en contra y con la grada inquieta.

El gol no fue uno cualquiera. Mikautadze, de apenas 1,75 metros, se elevó entre dos centrales rojillos que le superaban en altura y potencia aérea. Como si el físico no importara, conectó un cabezazo imposible que sorprendió a todos, incluso a los más incrédulos. Fue el tanto que inició la remontada, el golpe de fe que cambió el rumbo de un encuentro que parecía escapar de las manos del Villarreal.

El gesto tuvo un peso simbólico. Hasta ahora, Mikautadze había sido más esfuerzo que recompensa, más desmarques y trabajo silencioso que celebraciones. Pero en La Cerámica encontró el premio a su constancia y, sobre todo, le dio al equipo el impulso anímico que necesitaba. El gol fue un grito de resistencia, un recordatorio de que el Villarreal no se rinde ni en sus peores tardes.

A partir de ese momento, los de Marcelino crecieron, empujados por el ejemplo de su delantero. El tanto del georgiano abrió la puerta a una remontada que devuelve confianza a un grupo con la vista puesta en Europa y en recuperar sensaciones en LaLiga.

Para Mikautadze, es mucho más que un número en las estadísticas: es la confirmación de que ha llegado al Villarreal para marcar diferencias. Y para el Villarreal, la certeza de que, cuando la necesidad aprieta, puede confiar en un delantero que ha demostrado que la fe pesa más que los centímetros.

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