Cinco jornadas han bastado para confirmar lo que ya se intuía: Nicolás Pépé sigue siendo el jugador más desequilibrante del Villarreal CF. Sus estadísticas lo avalan y sus actuaciones lo refrendan: cada vez que el balón pasa por sus botas, algo distinto puede suceder.
En este inicio liguero, Pépé ha disputado los cinco encuentros de LaLiga con un promedio de 7,86 de nota Sofascore, situándose entre los futbolistas ofensivos más regulares del equipo. Aunque solo ha firmado 2 goles y una asistencia, lo verdaderamente diferencial es lo que no siempre aparece en las cifras: la capacidad de romper defensas, de obligar a los rivales a doblar marcas y de abrir caminos a compañeros como Mikautadze.
Su promedio de duelos ganados (+50%) en estos partidos confirma que es el principal recurso del Villarreal para progresar con balón. Además, su precisión en regates (48%) y la cantidad de balones tocados en el último tercio (77% pases acertados en campo rival) lo colocan como pieza esencial en los esquemas de Marcelino, especialmente en encuentros trabados donde la imaginación escasea.
Su gol contra el Celta, aseguró un empate, así que Pépé no solo genera fútbol, sino que también decide en momentos clave. La afición lo sabe: cuando el partido se atasca, todos miran hacia la banda, donde el marfileño se encarga de encender la chispa.
En apenas cinco partidos, Pépé ha vuelto a dejar claro que, más allá de las estadísticas frías, es el futbolista que mejor encarna el concepto de desequilibrio. Un jugador capaz de cambiar el guion de un partido en un solo movimiento.
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